6 Recomendaciones para saber si algo natural es seguro

Desde sus inicios los seres humanos hemos utilizado lo que la naturaleza nos provee como medio de subsistencia: alimento, vivienda, abrigo, transporte, medicina, etc.

Con el tiempo, la medicina y la cosmética fueron evolucionando teniendo como principal soporte el uso de plantas medicinales. Ellas contienen muchos principios activos que han sido, son y serán aprovechados para distintos problemas del ser humano: analgésicos, somníferos, digestivos, cicatrizantes, antibióticos, humectante, antioxidantes, regeneradores, reductores de peso, etc.

Solemos pensar (y dar por hecho) que cuando un producto es natural es seguro. Esto puede ser cierto, pero sólo bajo algunos criterios. Es necesario entender que los dos términos “natural” y “seguro” pueden causar mucha confusión al definirlos, así como mucha subjetividad. Por tal motivo nos centraremos en ‘natural’ es todo aquello que crece y vive sin intervención del hombre -lo sé, en estos momentos debes estar pensando que ningún producto es natural; y en parte es cierto, pero no es el objetivo de este post (se hablará en otro post)- y ‘seguro’ todo aquello no nocivo para la salud humana y ambiental.

A continuación, mencionaremos algunos criterios que deberías tomar en cuenta para asegurarte que aquel “producto natural” es seguro.

“Natural con natural pega” Si estás siguiendo un tratamiento médico convencional con fármacos sintéticos, procura elegir entre seguir con el tratamiento actual o cambiar a uno completamente natural. Si combinas ambos podría ser peligroso (interacción entre principios activos de plantas y drogas sintéticas).

“Asegúrate que sean naturales” Hoy en día se vuelve cada vez más difícil encontrar productos con insumos completamente naturales. Para ello lee la etiqueta y busca si usan el nombre científico de alguna planta o recurso vivo por ej. Extracto de Quinua (Chenopodium quinoa) o  de algún mineral p. ej. arcilla verde.

“Evalúa su composición” En el caso de las plantas es necesario informarse sobre sus principios activos y cómo puede repercutir en mi salud. Sobre todo, de las plantas que suelen tener diversas propiedades terapéuticas. Por ejemplo, en caso de embarazo o lactancia es conveniente consultar al médico para el uso de algunos productos cosméticos o medicinales.

“Etiqueta transparente” Asegúrate que tu proveedor te diga todo lo que contiene el producto que te ofrece. De no ser así, muy aparte de no generar confianza, podría omitir otros ingredientes del producto que no te aseguren los resultados que deseas o generen algo adverso.

“Extracción segura” En el caso de las plantas se siguen protocolos para la extracción de los principios activos de las mismas. En la fitoquímica convencional se usan muchos solventes como agua, etanol, etc. pero algunos de los solventes son derivados de hidrocarburos con altos niveles de toxicidad, bioacumulables y hasta ecotóxicos. La cosmética natural o la biocosmética debería asegurar que sus productos tengan una extracción de los componentes activos de las plantas libre de químicos nocivos para la salud.

“Dosis cosmética” La dosis comúnmente está regulada e indicada en fármacos, pero en el caso de cosméticos no siempre. Para esto hay que observar lo que señala la etiqueta, cómo reacciona la piel y con qué componentes activos me estoy enfrentando. En el caso de los cosméticos, por tratarse de productos tópicos no deberían causar mayor complicación de ser éstos naturales.

Hay otros factores que pueden determinar que un producto cosmético o medicinal natural sea seguro o no, como por ejemplo, el origen de la planta (cultivo ecológico o con agroquímicos), si eres alérgico o sensible a algún componente, si los componentes químicos secundarios son de origen natural y en qué medida su transformación lo vuelve seguro o no.

Para completar este post, quisiéramos que nos comentes para ti qué es seguridad a la hora de elegir un producto del cuidado personal natural.